Paraty y Rio de Janeiro. Dos paraísos.
Paraty es una ciudad colonial, muy parecida a Colonia del Sacramento, sólo que nunca fue tomada por españoles y en un paisaje marítimo de ensueño, en medio de varios morros que se adentran en el mar. Ahí me hospedé en un hostel manejado sorpresivamente por argentinos, que por compatriota me rebajaron el precio. En el hostel Augusto hubiera enloquecido: Kayaks, bicicletas, pool y ping-pong gratis. La ciudad le hubiera fascinado al Gordo padre, por su semejanza con la Colonia de Uruguay, y a mí por muchas causas, principalmente musicales. La bahía en la que se encuentra fue escenario de numerosas batallas navales, y fue el primer puerto para Europa proveniente de Minas Gerais, pero fue desplazado principalmente en favor de Angra dos Reis, con la favorable consecuencia de que la ciudad permaneciera casi intacta al paso de los siglos, lo cual la volvió un centro cultural de bastante importancia, por lo que allí se realizan numerosos eventos artísticos (conciertos en los bares, concursos y festivales literarios, festividades como el Bloco da Lama), todos en el centro histórico. La ciudad en sí no es tan bonita como Colonia, pero el marco natural la vuelve impresionante.
En el hostel conocí a un escritor francocanadiense, todo un personaje, que estaba en Brasil escribiendo un libro que de publicarse según sus planes le permitiría comprarse un velero para vivir. También por supuesto trabé amistad con los argentinos que moraban allí, con la consecuencia de que me invitaran a comer lechón, y por último a un par de españoles muy simpáticos (son una pareja y ella le lleva a él ocho años... los entendidos en el tema que se guarden comentarios) que me pasaron la data para otro en Río, mucho más barato que los demás (R$ 19 la noche). Ahora estoy en Río. En otro momento les cuento...
3 comentarios:
Bueno... Como yo no sé ni flautas de parejas, creo que estoy autorizado a comentar... Simplemente quiero decir esto:
me parece que O cachorro du mal no se vuelve más... Jajaja
Saludos, Estebon!!!
No nos seguiste contando nada más al final...
Y ni nos mencionaste lo más importante de todo: qué tan buenas están las brasileras y si te agarraste a alguna.
Llamá cuando llegues, puto, que no debe faltar mucho
¡Chabón, no podés tener tanto ojete! Primero te invitan a hospedarte en una casa gratis, después te rebajan el precio del hostel y por último te invitan a comer lechón... Qué hdp...
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