Lo ominoso forma parte de la narrativa de Ocampo de la misma manera que la tinta en un libro. El cruce claramente perturbador entre lo más cercanamente familiar a lo monstruoso y lo extraño produce un efecto de opresión e incluso miedo en el lector. En “
El relato está constituido a la manera de un antiguo relato de horror: una joven pareja, ella aniñada y supersticiosa y él débil y enamorado, se muda a una casa embrujada que termina por causar un desastre. Es, además, una casa antigua refaccionada para alquilarse, que se consigue a un precio mínimo, que anteriormente estuvo habitada por una figura misteriosa y de una fuerza y atractivo imponentes (Violeta), que desde un primer momento posee una fuerte atracción para la joven, Cristina. Paulatinamente, se va operando una transformación en ella, que va siendo poseída por el alma transmigrada de su anterior propietaria, convirtiéndose involuntariamente en ella, y matándola.
El cuento está narrado por su protagonista, que es quien media entre la historia y nosotros, y su espacio se recorta a la casa, espacio donde se desarrolla lo perturbador, y las calles, donde el protagonista efectúa sus movimientos.
Es el marido el principal foco del temor. A él, sujeto aparentemente racional, pero subyugado por el amor que le tiene a su mujer, es a quien los sucesos extraños que suceden en la casa le causan la mayor perturbación. El hombre se ve impotente para luchar contra el destino y el embrujo impuestos por la casa, embrujo que recae sobre él de manera indirecta, arrebatándole a su mujer.
Analizaré ahora ciertos elementos que aparecen en el cuento, y trataré de ver sus posibles nexos con el horror gótico
1) la casa antigua (que al final del cuento quedará deshabitada): funciona como un personaje que es a la vez familiar y recónditamente perverso. Es la casa la que opera para que los sucesos se desencadenen. Su antigüedad se deja entrever por el antiguo color rosado de la casa, que ahora está cubierto por pintura blanca. Podría vérsela como el tópico de la “Casa Embrujada”
2) La pareja joven, víctimas del horror. Su protagonista funciona como el héroe de una novela gótica: intenta averiguar qué es lo que sucede, pero las circunstancias y lo mágico-diabólico lo superan.
3) El “fantasma”, víctima y victimario, en la figura poderosa de Violeta, que es a la vez misteriosa y atractiva, y muere con odio maldiciendo a quien la mató sin darse cuenta. El nombre es, además, un claro símbolo: una flor de cementerio. Por otro lado, este personaje devela su misterio recién al final, aunque a lo largo del cuento se de cuenta de él con datos sugestivos, fantasmagóricos.
4) El estar relatado como un testimonio es uno de los rasgos más distintivos del horror clásico: esto profundiza y ayuda a construir el verosímil de la historia. Esto aparece en relatos como Frankestein, de Mary Shelley, Manuscrito hallado en una Botella de Edgar Allan Poe,
El relato además nos ofrece toda suerte de presagios extraños e inquietantes. El perro Bruto es uno de esos elementos fantásticos. Su paladar negro que “indica pureza de raza”[1] es también tétrico. Es un nexo entre las mujeres de la historia, y un símbolo de lo irracional y lo perturbador. El color negro del paladar no sólo indica raza, sino que también funciona como un elemento intranquilizador: es la primera señal de lo extraño que sucede en la casa.
La chica dueña del perro se obstina en llamar Violeta e identificar a Cristina con ella, a pesar de nunca haberle visto la cara a ninguna de las dos, y demuestra su fascinación obsesiva por la antigua habitante de la casa. Además, su obsesión viene desde niña, y se comporta como tal. Los niños en Ocampo siempre funcionan como un elemento perturbador y extraño.
Las mismas supersticiones aparentemente infundadas de Cristina operan de la misma forma: estas cuestiones son en un principio “encantadoras”, pero más adelante resultan perturbadoras. La función de estas mujeres en este cuento fue bien captada por Pelossi, en su ensayo comparativo sobre “
El hombre, finalmente, abandona la casa, que queda deshabitada.
La conclusión es inevitable. En este relato operan toda serie de artificios del gótico en su más pura forma, combinados con la poética particular de Silvina Ocampo. Por otro lado, el retomar los tópicos del gótico no es incoherente para la misma: en su grupo de Sur junto a Borges y Bioy Casares, se rescata la narrativa fantástica y los géneros antiguamente considerados menores, dándole preponderancia a la narrativa anglosajona. Su particular visión perturbadora transforma el fantástico en algo perturbador del orden de las cosas, y su crueldad la llevaría con relativa seguridad y facilidad al género del horror gótico.
[1] Ocampo, Silvina Cuentos Completos I, Emecé Editores, Buenos Aires, 1999, página 188
[2] Pelossi, Claudia Teresa “«La hechizada» de Manuel Mujica Láinez y «La casa de azúcar» de Silvina Ocampo; dos relatos de transmigración de almas” http://www.salvador.edu.ar/gramma/3/ua1-7-gramma-01-03-16.htm
9 comentarios:
Un análisis genial!
Muy buen blog.
aburrida historia y hola a los DE 2017
Quiero q me ayuden con las pregunta
Me ayudan
Me ayudas
Necesito saber que supersticiones tiene cristina y cuál es la más importante
Maravillosa tu reseña y el análisis. Finalmente alguien habla mi mismo idioma!! Sólo una observación: desde mi comprensión, no se daría una transmigración de almas. Porque en ese caso, como sucede en "Lejana" de Julio Cortázar, las almas de almas mujeres, se mudarían tan sólo de cuerpo físico. Aquí, por el embrujo de la casa, Cristina absorbe la energía de Violeta, quien a su vez se va quedando justamente sin energía, y muere ...
Mis saludos
Yoel
Porque es fantastico?
Una pregunta que hace el marido para llegar al conocimiento de su esposa (cristina)
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